Desde 1910 hasta el día de hoy, el AMA (American Medical Association) es una organización de médicos fundada en 1948, dicta los estándares uniformes para la educación, el entrenamiento y la práctica médica de todos los doctores del país.
William H Taft (1909-1913) permitió que la Ama actúe como un Oligopolio médico después que la AMA presionó a los estados a fortalecer la regulación de la licencia médica y permitir y supervisar el cierre o la fusión de casi la mitad de las escuelas de medicina y la reducción del tamaño de las clases de medicina. Además, el estado promovió el cierre de todas las escuelas médicas que eran privadas y lucrativas, que admitían a negros y mujeres y que no se especializaban en medicina ortodoxa, o alopática, como la homeopatía, esto con el fin de reducir drásticamente la oferta de escuelas de medicina y de doctores profesionales para aumentar los precios de la asistencia médica y por ende, sus propios salarios.

William H. Taft (1909-1913)
En 1925. El presidente Calvin Coolidge, republicano creó el monopolio de medicamentos bajo prescripción médica. Ademas favoreció para la venta de medicamentos de sus medicamentos a precios arbitrarios. Dicho monopolio fue fortalecido en 1984 por el presidente republicano Ronald W. Reagan a través del Drug Price Competition and Patent Term Restoration Act, que extendió la vigencia de las patentes de drogas por más de 20 años

Calvin Coolidge (1923-1929)
En 1945, el McCarren-Ferguson Act, impulsado pr la administración del presidente demócrata, Franklin D. Roosevelt, eximió al negocio de aseguradores médicos de la mayor parte las regulaciones federales, incluyendo las leyes antimonopólicas.
Así, la industria de seguros gozaba de una ventaja relativa sobre la competencia. Esto causó que inmensas cantidades de riqueza fluyan a la industria de seguros y esto nos ha agobiado con el centrado de seguros que tenemos hoy.

Franklin D. Roosevelt (1933-1945)
En 1946, el mismo proceso de desregulización fue llevado a cabo en el negocio hospitalario cuando el presidente demócrata Harry S Truman otorgó subsidios federales a algunos hospitales favorecidos bajo el Hospital Survey and Construction Act.
Los beneficios otorgados a las compañías aseguradoras y
algunos hospitales para cometer injustamente en la industria de salud forzaron una transformación de la industria sanitaria de un modelo dual entre doctores y pacientes a una triada entre estos, las compañías aseguradoras y los hospitales que redujo significativamente la calidad del servicio y la atención sanitaria.
Esta decadencia se debió también a que entre 1940 y 1950, la cantidad de personas con cobertura subió de 10 millones a más de 80 millones, al mismo tiempo que la oferta de los servicios medicos eran reducidos.
Una de ellas, que también es unos de los problemas más discutidos en la actual reforma, es el que los estadounidenses llaman moral hazard, o riesgo moral, que se refiere a la tendencia a que las personas aseguradas demanden más servicios médicos de los que utilizarían si sus costos no estuvieran cubiertos por un tercero, lo cual agravó la expansión de la demanda. Los mas afectados por estas repercusiones fueron los ciudadanos excluidos del nuevo sistema de cobertura, los más pobre y las generaciones de la tercera edad, pagando una tarifa directa a cambio de servicios médicos cada vez más caros.

Harry S. Truman (1945-1953)
En 1965, el gobierno del presidente demócrata Lyndon B, Johnson promulgó la creación de Medicare y Medicaid para los pobres y ancianos, la clase social con mayor influencia política y necesidades médicas. Esta ley, nacionalizó gran parte del sistema de salud, estableció al Estado como proveedor monopólico del seguro médico e inició la llamada “crisis del costo de la atención sanitaria” que enfrenta el país desde entonces.
Entre 1966 y 1980, Medicare proveyó cobertura médica a alrededor de 20 millones de ancianos. Para 1980, otros 12 millones de personas pobres fueron cubiertas a través de Medicaid. Al mismo tiempo desde 1965 a 1993, el precio de la asistencia médica aumentó un 699% comparado a un incremento del 359% de todos los bienes y servicios que rastrea el indice de precios al consumidor.
En la década de los ochenta, mientras el precio de la asistencia médica aumentaba a niveles históricamente altos, los estadounidenses comenzaron a percibir las percibir las consecuencias económicas de dichas políticas gubernamentales.

Lyndon B. Johnson (1963- 1969)
En 2010, finalmente el demócrata Barack Obama, acentuó el proceso de nacionalización del sistema de salud estadounidense al expandir los servicios de Medicaid a través del Patient Protection and Affordable Cara Act (ACA) que obligó, a través de subsidios y mantos, a todas las aseguradoras a proveer una serie de beneficios médicos esenciales y a cubrir a todos los solicitantes aún con enfermedades preexistentes a un mismo precio fijo. También obligó a todos los estadounidenses a adquirir cobertura médica o a pagar una multa y a todas las compañías con más de 50 trabajadores a asegurar a sus empleados.
El ACA otorgó cobertura médica a alrededor de 20 millones de persona, pero tras solo dos años de su implementación, los precios de las primas médicas duplicaron su valor. Hoy, mientras que los costos médicos y las tarifas de los doctores continúan aumentando al doble de la tasa de inflación, los costos hospitalarios crecen a un ritmo de casi cuatro veces mayor, generando las graves amenazas al déficit fiscal que escuchamos mencionar reiteradamente en las actuales debates de reforma sanitaria y lo que induce a Donald Trump a advertir que Obamacare va a explotar. De hecho, el gasto en salud de Estados Unidos como porcentaje del PBI ha subido del 6% en 1965 a más del 18%, o 3 billones de dólares, hoy.

Barack H. Obama (2009-2017)
Debate en el Congreso

La historia del mercado sanitario estadounidense ha sido definida por una serie de regulaciones políticas que han provocado una dramática reducción de la oferta de servicios sanitarios por un lado y una significante ampliación de su demanda por otro. Como resultado, hoy los estadounidenses enfrentan dos problemas consecuentes a ambas tendencias mencionadas que la reforma sanitaria propone enmendar: 1) la suba de las primas del seguro médico a ritmos exponencialmente mayores a la tasa de inflación y 2) la decadencia de la calidad de los servicios sanitarios en relación al aumento del precio.
En el debate actual, los argumentos suelen reflejar esta problemática, de manera superficial. Algunos opositores a la reforma suelen indicar que según la Oficina de Presupuesto del Congreso, la última versión del American Health Care Act (AHCA) eventualmente dejaría a alrededor de 22 millones de estadounidenses sin cobertura médica. Esta no es únicamente la postura del Partido Demócrata, que se opone a la medida unánimemente, sino también la de la senadora republicana moderad por el estado de Maine, Susan Collins, que se opuso al AHCSA en la Cámara Alta junto al senador Conservador por el estado de Kentucky, Rand Paul desde un principio.
También resaltan positivamente que desde que se sancionó Obamacare en el Congreso en marzo de 2010. El número de personas sin cobertura médica cayó de 48,6 millines en 2016, o de un 16% de la población a un 8.6%.
Lo que vemos a través del polarizado debate de salud del Congreso es una división ideológica que se remite a la vieja pregunta sobre si la salud es derecho que debe garantizar el Estado. Hoy, con la excepción de unos pocos conservadores en Partido republicano, ambos partidos políticos parecen creer que si, tanto Obamacare como la reforma sanitaria de Trump aceptan implícitamente la premisa de que la “atención sanitaria es un derecho que debe ser garantizado por el gobierno.
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